miércoles, 11 de noviembre de 2009

La autóctona religión kari´ña y las religiones foráneas

Actualidad Pedagógica
La autóctona religión kari´ña y las religiones foráneas
Javier Antonio Vivas Santana



Lo religioso en las comunidades indígenas esta asociado con dos vertientes que deben ser seriamente estudiadas para determinar el impacto de las influencias culturales que han tenido nuestros ancestros a partir de sus creencias como pueblo (autóctono), o al ser inducidos por misiones católicas o protestantes.
En el caso de los indígenas kari´ña, lo religioso en una ubicación autóctona se encuentra vinculado como creyentes de un Dios principal llamado kaaputaano tumüonka, el cual vendría a ser el dueño del cielo; acompañado por varios dioses (colaboradores) de tierra, cerro, agua. El dios de la tierra, yoorojkan se convierte en un guardián de la oscuridad, previene la ignorancia y cuida a los kari´ña de la muerte. Para los kari´ña este dios no tiene relación con el cielo, pero ayuda en el conocimiento a los sabios indígenas. El rey o dios de los cerros, maavare, también se encuentra presente en cuevas y farallones, su presencia es sagrada, razón por la cual, quien desee ingresar en la geografía de esos espacios debe solicitarle permiso ante el shaman o püddai, en virtud de que estos sabios indígenas son los responsables de la guía espiritual del pueblo kari´ña. En cuanto al dios del agua, akoodummuo, representa el gran aliado del shaman o püddai. Este dios sería el abuelo de la serpiente (parte esencial de los kari´ña).

La cultura kari´ña considera que cada ser humano está influenciado o poseído por un espíritu y una sombra, los cuales se encuentran reflejados en el agua, el espejo en la tierra, pero sobre todo en el ajkaarü (alma). En este caso, el aspecto religioso sólo se convierte en parte de una cultura respetable y necesaria en la existencia de ellos como pueblo. En el mismo plano religioso, pero esta vez en relación con las misiones católicas; no puede obviarse que también la comunidad kari´ña ha recibido influencia preponderante al respecto. De hecho, bastaría conocer que la palabra “misa” fue adoptada como préstamo lingüístico por ellos en la forma “mijsa”, y aunque si bien es cierto la comunidad lentamente ha ido aceptando estas prácticas religiosas, las mismas han encontrado tal “aceptación” porque su llegada en los últimos tiempos ha sido con respeto a su identidad y valores culturales; ello es necesario mencionarlo, porque en contraste con los kari´ña otras etnias también fueron penetradas durante muchos años (algunas de ellas fueron expulsadas del país en 2006) por la religión católica.
En tal sentido, etnias como los waraos fueron afectados negativamente en el campo religioso, al punto que Pereira cita a Mosonyi (2001:52) quien explica: Es inevitable hacer referencia a las misiones católicas (…) Éstas se basan en la concentración de los indígenas, educación y evangelización masiva de la población infantil por medio de grandes internados, y un control social muy riguroso ejercido ya sea directamente, ya sea a través de caciques locales (Kobenajoro). Este tipo de misión produce fatalmente la desintegración paulatina de la organización social y de la cultura autóctonas, creando en su lugar una población híbrida, desidentificada y recelosa de su propios orígenes. Surge una especie de incomunicación generacional en que los jóvenes se sienten radicalmente distanciados de sus progenitores y ya no se hallan a gusto en sus comunidades. En casos extremos algunos reniegan de su propia identidad indígena, aunque generalmente la mantienen no sin cierta inhibición, agregando en seguida que ellos ya son “civilizados”.
Ante tal realidad, resulta convincente que las relaciones interculturales, por lo menos en el campo religioso, han devenido en un proceso de aculturación indígena (forzosa o voluntaria), es decir, pérdida de sus valores, tradiciones y costumbres, algunos con daños irreparables (unas etnias en mayor o menor medida) en el contexto de la historia indígena venezolana y de la humanidad. Tales hechos sencillamente derivaron en un campo de acciones, cuya principal expresión de la pérdida de cultura ha sido el bilingüismo (kari´ña y warao) y hasta el trilingüísmo (warao).