PROACTIVIDAD Y ÉXITO
La proactividad parece ser una cualidad que cotiza muy alto en la actualidad; prácticamente no existe aviso de búsqueda de empleo que no solicite “persona proactiva” para desarrollar tales o cuales tareas, parece ser que es una cualidad importante para el empleador, ser proactivo antes incluso que la formación o la experiencia.
El concepto de proactividad se ha puesto de moda en el ámbito de la dirección de empresas. Se espera que los directivos y gerentes sean proactivos y también las compañías construyan sus futuros de forma proactiva, aunque no todo el mundo coincide en la forma de definir la proactividad. Este concepto tiene diversas acepciones como sucede con otros tantos términos que se han introducido recientemente en el léxico del mundo empresarial, pero que no se encuentran en el diccionario. Veamos algunas de estas deficiones.
Steven Covey considera que la esencia de la persona proactiva es la capacidad de liderar su propia vida. Al margen de lo que pase a su alrededor, la persona proactiva decide cómo quiere reaccionar ante esos estímulos y centra sus esfuerzos en su círculo de influencia, es decir, se dedica a aquellas cosas con respecto a las cuales puede hacer algo. Para Covey la proactividad no significa sólo tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento qué queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.
Ralf Schwarzer sostiene que el comportamiento proactivo es la creencia de las personas en su potencial para mejorarse a sí mismas, su situación y a su entorno. Las personas que se rigen por este comportamiento anticipan o detectan estresores potenciales y actúan para prevenirlos. Según esta definición, la proactividad está estrechamente relacionada con la sensación de control y de autoeficacia. Las personas que se consideran eficaces, que piensan que pueden controlar la situación y solucionar sus problemas, tienen más facilidad para emprender la acción.
Para Bateman y Crant la proactividad supone crear cambio, no sólo anticiparlo. Según estos autores ser proactivo no consiste únicamente en tener flexibilidad y adaptabilidad hacia un futuro incierto sino que es preciso tomar la iniciativa para mejorar un negocio.
Para dar una definición sencilla y rápida sobre la proactividad y lo que ser proactivo encierra, diremos que es una actitud personal del trabajador que le permite adelantarse a los problemas antes de que éstos sucedan, para tener ensayadas las soluciones antes de que sea tarde, incluso antes de que se las soliciten.
Un empleado proactivo enfrenta y resuelve con éxito cualquier problema y soporta las presiones de los superiores inmediatos con un gran sonrisa y demostrando que se trata de un desafío y no un problema; y que tiene el deseo y la capacidad de lograr que las cosas mejoren. Todo, en poco tiempo.
Alguien proactivo no aplaza tareas, ni teme, se pone en acción antes de que la postergación e indecisión le tomen por sorpresa y lo paralicen.
Muchas veces camuflamos la inacción con un análisis excesivo que conduce a “hipótesis negativas” y que si tan sólo las hubiéramos puesto en marcha, hubiésemos verificado que los resultados eran altamente positivos.
El conformismo es un enemigo de los trabajadores proactivos; convencerse de que es “mejor pájaro en mano que cien volando” es una excusa para la inacción y así jamás conseguirás progresar laboral y profesionalmente.
Correr riesgos es parte de la labor proactiva, enfrentar los cambios con todas sus consecuencias es el mayor desafío, pero no una limitación.No debe haber lugar para tener miedo al fracaso, pues el miedo paraliza; es mejor pensar en oportunidades de acierto y que, si a la primera no se consigue, habrá una segunda oportunidad.
De esta manera no estaremos esperando que la motivación y la iluminación de una victoria segura nos llegue, porque puede que eso jamás nos suceda; difícilmente el éxito golpee a tu puerto sin que tú lo hayas buscado antes; así que ponte en movimiento.Una vez que estás en movimiento y consigues los primeros objetivos, esos pequeños logros son los más grandes motivadores para continuar en acción o corregir el rumbo si acaso el éxito no es el esperado.
Las personas proactivas consiguen resultados y son capaces de afrontar las situaciones de crisis. Dos personas que trabajan en un mismo entorno laboral, con responsabilidades idénticas y bajo las mismas circunstancias pueden realizar su trabajo de maneras muy distintas. Una cuestiona la manera habitual de trabajar si no obtiene los resultados deseados, emprende constantemente nuevas acciones y genera cambios constructivos en su entorno. La otra se conforma con su situación actual y no hace nada para cambiar lo que no funciona. La primera persona se comporta de forma proactiva, la segunda, lo hace de forma reactiva.
En un contexto laboral tan cambiante como el actual el comportamiento individual juega un papel decisivo en el éxito profesional. Sentarse y esperar a que los demás hagan que sucedan cosas es el comportamiento típico de las personas reactivas. Estas personas suelen comportarse como un avestruz —escondiendo la cabeza bajo tierra— o como un bombero —esperando que se declare el fuego para combatirlo. En cambio, la persona proactiva se levanta cada mañana dispuesta a hacer que pasen cosas, a crear oportunidades y a encontrar nuevas soluciones.
Las personas proactivas no temen a los cambios, todo lo contrario, muchas veces son quienes los impulsan, entonces, deja de temer a la incertidumbre, la novedad y el cambio y ten una actitud positiva frente a los mismos. Es mejor que te convenzas de que las cosas cambian muy rápido y que lo mejor es estar preparado para cuando suceda, evitando las nostalgias que nos impiden readaptarnos a las nuevas realidades. Sé flexible, admite que las cosas pueden ser un poco o totalmente diferentes y que tú puedes formar parte del cambio, gracias a un enfoque positivo.
Si te equivocas o los resultados no son los que esperabas, no es una catástrofe; toma esas ocasiones para obtener experiencias y sacar buenos aprendizajes, que siempre se aprende más de los errores que de los aciertos. Recuerda que una persona proactiva no se deja vencer por un fracaso, todo lo contrario, lo impulsa con más fuerza, así que recuerda, se trata de resultados y debes encontrar la mejor forma de obtenerlos; si a la primer no lo consigues, tienes otras oportunidades.
Ser asertivo es una de las cualidades más destacables de las personas proactivas; así que emula su manera de manifestar sus opiniones o dar respuestas que los jefes no desean escuchar de manera que no les moleste. Si te hacen una propuesta que no estás dispuesto a aceptar, no te resignes a que si dices “no” será la última vez que te propongan algo y pasarás al cajón de “contigo no puedo contar”; mejor busca la manera de quitarte el compromiso de encima pero sin resignar tus deseos. Una manera diplomática de rechazar una proposición del jefe es decirle “me siento muy halagado de que me hayan tenido en cuenta para esta tarea, pero actualmente no puedo asumir más compromisos de los que tengo; sin embargo, tan pronto como me libere de algunos asuntos estaré encantado de colaborar en ésta u otras tareas”. Sin dudas, no podrán obligarte y tu habrás excusado con elegancia.
Siempre toma la iniciativa; tú mismo puedes poner en acción las labores que están en tu esfera de decisión; no pierdas el tiempo analizando o consultando con pares o superiores si es algo que tú puedes decidir. Si analizas demasiado un asunto, el miedo al fracaso no tardará en aparecer y probablemente postergues resolverlo o busques de la aprobación de alguien más. Muchas veces, dar el primer paso rápidamente hace que las cosas se pongan en marcha por sí solas y una vez encausadas corregir el rumbo no es tan complicado. Si en cambio pierdes el tiempo en análisis exhaustivos, jamás te pondrás en marcha y sin lugar a dudas encontrarás la manera de convencerte que dejarlo en el olvido ha sido la “decisión más acertada”.
Tal como indican varios estudios parece ser que el comportamiento proactivo es un factor determinante para competir y sobrevivir en un entorno tan cambiante y competitivo como el actual. Las empresas buscan personas flexibles que se adapten a lo inesperado y que sepan gestionar la incertidumbre. Los emprendedores y pequeños empresarios tienen más posibilidades de gestionar con éxito sus negocios si son proactivos. Las personas que no están satisfechas con su trabajo o con su entorno laboral actual tienen la responsabilidad de generar nuevas acciones para cambiar su situación y conseguir los resultados que desean.
Somos responsables de gestionar nuestras propias carreras, no podemos quedarnos sentados esperando que alguien venga a rescatarnos o a ofrecernos el gran trabajo de nuestras vidas. No es operativo quedarse anclado en la queja anti-sistema si lo que deseamos es cambiar nuestra situación actual. Ante la pérdida de empleo hay personas que caen en la depresión, en cambio, otras aprovechan esta coyuntura para montar un negocio propio y triunfar. No nos engañemos atribuyendo la responsabilidad de nuestros problemas únicamente a los agentes externos o a la presión del medio. Tenemos la responsabilidad de escoger nuestras propias respuestas ante lo que nos ocurre y de dirigir la acción de una manera inteligente.
Para tener éxito en el actual mercado laboral es preciso convertirse en un agente activo de cambio, tener iniciativa y saber hacer frente a la incertidumbre. La persona proactiva no espera a que los demás tomen decisiones por ella, actúa con determinación anticipándose a los problemas, baja a terrenos operativos y crea constantemente nuevas oportunidades.
Por último, hay que tener en cuenta que el comportamiento proactivo está orientado a resultados. Ser proactivo no consiste únicamente en proponer ideas o hacer reestructuraciones cognitivas para percibir la realidad de otra manera. Pensar el cambio está muy bien, pero no es suficiente; hay que ser capaz de transformar las ideas en acciones para obtener resultados. El verdadero motor del trabajo es la acción productiva y no la motivación; así que toma la iniciativa y ponte en marcha. Es común que un trabajador temeroso que consulta a su jefe ante una acción, sepa exactamente cómo desarrollarla, es más, sabe hacerlo mejor que su jefe, pero necesita, por inseguridad, de la aprobación de un superior que le movilice.
Estas características del comportamiento proactivo en el trabajo pueden hacerse extensivas a otros ámbitos de la vida.