lunes, 4 de enero de 2010

EDUCAR EN VALORES: PREVENIR LA DELINCUENCIA A LARGO PLAZO .

REFLEXIONES Antonia Muñoz
EDUCAR EN VALORES: PREVENIR LA DELINCUENCIA A LARGO PLAZO .

Casi todo lo que un ser humano adulto es como ser racional, espiritual, social y político, en primer lugar depende del equipaje y los dones con el que cada quien nace, lo cual idealmente debe comenzar a ser moldeado en el hogar con mucho amor, paciencia y constancia por parte de los padres. En este sentido, no debemos olvidar que cada niño es un ser único y no tiene el mismo temperamento, ni gustos que su hermanito o hermanita, ni siquiera que éstos sean mellizos o morochos. Nunca será igual el comportamiento de dos hermanos, hijos de la misma madre y padre, ni siquiera porque se críen juntos y reciban los mismos estímulos externos y las mismas atenciones por parte de sus padres y familiares más cercanos.

La escuela también tiene un papel estelar en el logro de la obra de arte que es la formación de un ser humano integral y emocionalmente equilibrado, ya que nuestros hijos e hijas pasan en la escuela entre cinco y ocho horas durante cinco días de la semana. Nadie pone en duda el efecto positivo o negativo que tiene sobre cada ser humano el ambiente donde a cada quien le toque desenvolverse. Cuando en la escuela u hogar se destaca la verdad o la palabra empeñada como valores fundamentales en un ser humano, éstos se irán grabando en la tierna mente de nuestros niños y niñas. Muchos más se grabarán si en la escuela y en la casa se predica y se practica la verdad. Sin ninguna duda los niños y las niñas imitarán a sus padres y educadores. Lo mismo ocurre con la solidaridad y la amistad. Estos valores no se logran sólo con lecturas en voz alta o prédicas sobre los mismos, se logran practicando la cooperación y el compañerismo entre hermanos y condiscípulos.
Por supuesto que todo lo anterior se reforzará de diferentes maneras durante la crianza. Los padres no deben pasar por alto o celebrarles a sus hijos e hijas las mentiras o pequeñas trampas, y dejar las correcciones para cuando estén grandes. Si un niño o niña llega de la escuela o de la calle con un objeto que no es suyo, no le acepte eso de que me lo regalaron, que me lo encontré, o dicho en criollo" me lo jayé". Por favor, compruebe lo que su niño o niña le dice, porque de lo contrario podría estar contribuyendo con la formación de un futuro delincuente. En este sentido, no debemos olvidar que el padre que quiere al hijo lo corrige a tiempo. A eso se refiere el libro de los Proverbios cuando señala: corrige a tu hijo mientras puedas hacerlo, pero no vayas a matarlo a causas del castigo.
La exhortación anterior es extensible a los educadores, quienes no pueden conformarse con ser "dadores de clases", porque estarían reduciendo su función a la instrucción. Educar es más que instruir. Educar es propiciar la formación de hombres mujeres de bien. Educar es formar mujeres y hombres amantes y respetuosos de Dios, del prójimo, de la vida, del ambiente. Educar es formar hombres y mujeres críticos, que no criticones, hombres y mujeres respetuosos del otro a pesar de las diferencias en puntos de vistas. Hombres y mujeres amantes y practicantes de la paz, lo cual no es sinónimo de seres indiferentes y apáticos ante lo que ocurre en su entorno. En fin, hombres y mujeres temerosos del Dios en el que dicen creer y respetuosos de la vida suya y la de su prójimo.